El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad

Diagnóstico y tratamiento de los trastornos de conducta infantil.

En los últimos tiempos el diagnóstico de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad es frecuente.

A la consulta del psicólogo es habitual que lleguen niños diagnosticados de esta forma y acompañados de sus padres preocupados.

Muchas veces esta preocupación se basa en el pronóstico de cronicidad de la afección .

En la perspectiva de medicación para toda la vida que se les ha indicado.

En España se usa habitualmente un medicamento llamado Rubifen o Concerta.

Quienes han elaborado este diagnóstico lo catalogan como un síndrome conductual con bases neurológicas y con un alto componente genético.

De allí que el tratamiento sea fundamentalmente farmacológico. Contando a veces con métodos psicológicos que buscan reducir las conductas disruptivas del niño.

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Necesidad de la individualización de las causas.

La complejidad de la psicología infantil , sin embargo, nos obliga a ser cautelosos con este tipo de tratamiento. A no olvidar la importancia de los procesos subjetivos del ser humano.

Un niño que está inquieto o que no puede concentrarse en la clase o que actúa de forma impulsiva, manifiesta conductas que observadas de modo superficial pueden llevar a un diagnóstico de trastorno por déficit de Atención con Hiperactividad

Sin embargo es necesario poder determinar los motivos de tales conductas que pueden deberse a diversas causas.

Los niños sufren estados emocionales diversos y se encuentran muy expuestos a los conflictos producidos por su medio familiar y educativo.

Por lo tanto antes de que los niños sean medicados a edades muy tempranas es de fundamental importancia localizar las causas reales de sus padecimientos y angustias.

Es aquí donde resulta imprescindible el análisis de la situación personal y familiar del paciente para un correcto diganóstico del trastorno de la conducta que se manifiesta.

Y una vez delimitadas estas causas poder ofrecerles el tratamiento psicoterapéutico más adecuado a cada caso.

Daniel Cena

Ecoute Barccelona

La emigración y el desarraigo

En nuestra época globalizada, el fenómeno de la emigración no es nuevo, sin embargo, cada vez está más presente en la vida de las personas.

Las razones son muy amplias y diversas: estudios y formación en países elegidos con tal fin, parejas que se consolidan a través de internet, desplazamientos individuales o familiares por contratos de trabajo en otros países o ciudades, búsqueda de oportunidades en otro continente por razones económicas.

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El abanico de causas que llevan a una persona a dejar sus raíces y su cultura es muy amplio y responde al nuevo modo de funcionamiento de la vida social y económica de este siglo. Este fenómeno social, obviamente, tiene una importante repercusión en la vida emocional de los sujetos.

Las causas para que una persona deje sus raíces y su cultura responde al nuevo modo de vida social y económica del siglo XXI

Emigrar supone un paulatino proceso de duelo, de reconocimiento y aceptación de la pérdida de vínculos primarios y referenciales en la vida de toda persona: la familia, los amigos, la cultura, la lengua.

De por sí la emigración implica que se realicen dos exigencias simultáneas: la separación de lo anterior y la adaptación a lo nuevo.

Aunque las personas que emigran, aparentemente, siempre lo hacen a partir de una libre elección y con una serie de expectativas personales, sin embargo, la adaptación al nuevo lugar no siempre se logra de un modo exitoso e inmediato. Pero aún cuando dicha adaptación se consiga satisfactoriamente, puede convertirse en un motivo de angustia y desasosiego.

El sentimiento de soledad, el rechazo inconsciente a lo nuevo, la añoranza, la frustración permanente, el miedo al fracaso, son las figuras emocionales que acompañan al desarraigo.

La emigración puede ser el desencadenante, a veces traumático, de trastornos psicosomáticos (trastornos de la alimentación: anorexia-bulimia, alcoholismo). Son muy frecuentes los estados depresivos y de ansiedad crónica.

En estos casos, la consulta al psicólogo es necesaria y muy efectiva para tratar no sólo los síntomas que se padece, sino como un apoyo fundamental en el proceso de elaboración de un duelo, que de no ser tratado, se puede tornar patológico y ser el verdadero obstáculo para la consecución de los proyectos vitales de los sujetos.

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